Suelos porosos y no porosos. ¿Qué productos de limpieza tengo que utilizar?

Son muchos los tipos de suelo que existen, que se identifican sobre todo en el uso que se les da. Se suelen diferenciar en usos de interior y de exterior, aunque lo más habitual para hacer este tipo de diferenciación es si los suelos son porosos o no porosos. Pero ¿qué son y en qué se diferencian estos suelos? ¿Cuáles son las características principales de cada uno de ellos? Y, sobre todo, ¿cómo se realiza la limpieza de estos tipos de suelos? ¡Te lo contamos en este post!

¿Qué son los suelos porosos?

Se denominan suelos porosos a aquellos que, a lo largo de su superficie, cuentan con multitud de orificios similares a los poros. Estos suelos cuentan con una gran desventaja en cuanto a limpieza, y es que es muy complicado llegar a todos estos recovecos. Sin embargo, cuentan con una enorme ventaja: son suelos muy seguros, ya que su textura rugosa evita deslizamientos.

¿Cómo limpiar los suelos porosos?

Para conseguir una correcta higiene de los suelos porosos, es importante realizar tareas de mantenimiento que impidan que se acumule la suciedad, para que así las tareas de limpieza profunda no necesiten demasiado esfuerzo.

Sin embargo, para lugares muy concurridos, como pueden ser las zonas comunes de edificios grandes, es muy difícil mantener esa higiene, por lo que es importante que se encargue de las limpiezas en profundidad un equipo de profesionales.

En los suelos porosos puede verse a simple vista por la gran rugosidad de la superficie. Por ello, este tipo de suelos son muy utilizados alrededor de piscinas, ya que evitan deslizamientos y resbalones.

Para la limpieza de estos suelos, es recomendable utilizar un cepillo de dientes viejo, ya que sus cerdas tendrán más facilidad para llegar a los lugares más pequeños. 

Aunque pueda parecer sencillo, se trata de un trabajo muy costoso, así que lo recomendable es contratar una empresa de limpieza que utilice la maquinaria necesaria para este tipo de suelos.

¿Qué son los suelos no porosos?

Los suelos no porosos son suelos impermeables, en los que es difícil que la humedad penetre. Este suelo se diferencia de los suelos porosos en la textura de la superficie, que en este caso es mucho menos rugosa. Su principal desventaja es que es un material muy resbaladizo, por lo que no puede utilizarse para cualquier fin. En cambio, cuentan con la ventaja de ser suelos fáciles de limpiar, ya que la suciedad suele ser superficial y no tiene recovecos en los que meterse.

¿Cómo limpiar los suelos no porosos?

Los suelos no porosos son un tipo de suelo con una superficie lisa y sin poros, por lo que la suciedad no se incrusta porque no tiene recovecos en los que hacerlo.

Por eso, limpiar los suelos no porosos es más sencillo. Se debe hacer con agua y un jabón neutro, así que bastará con un paño húmedo. Además, para evitar que el material se estropee, se debe secar la superficie por completo, que también servirá para evitar resbalones.

Los suelos no porosos también necesitan un especial cuidado para su limpieza, ya que es necesario evitar químicos que sean dañinos para cada material concreto.

¿Cómo saber si mi suelo es poroso o no poroso?

La mejor manera de saber si el suelo es poroso o no poroso es verter un vaso de agua sobre él. Una vez hecho esto, puedes obtener dos resultados distintos. Si el suelo absorbe el líquido, es que se trata de un suelo poroso y, en caso contrario, es un suelo no poroso.

 

Ahora que tienes clara la diferencia entre estos suelos, debes saber que ambos tipos necesitan una limpieza constante, así que te recomendamos que tengas muy claro cómo es tu suelo y cuáles son los productos de limpieza que debes utilizar.

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